Del
pròleg (de Ricard San Vicente):
"Sergei Dovlátov perteneció a la espléndida pandilla de jóvenes escritores que
surgió en los sesenta al calor del “deshielo”, tras la muerte de
Stalin, y que prácticamente se esfumó -emigró, enmudeció y se
disolvió en alcohol- en los setenta. De entre aquellos poetas,
narradores e intelectuales de Leningrado que ignorando la cultura
oficial decían vivir en Píter (Petersburgo) pocos quedan hoy. Al
menos Brodsky y Dovlátov quemaron rápidamente su existencia dejando
un destello que hoy ciega la grisura de una vida que los
sobrevivientes recuerdan como una continua fiesta."
Capítol I.
"Nuestro
bisabuelo Moiséi era un campesino de la aldea de Sújovo. Un judío
campesino es una combinación bastante rara, debo señalar. Pero en
el Lejano Oriente sucedían cosas así.
(...)
Al abuelo le disgustaba el desorden. Por ejemplo, la revolución no
fue de su agrado. Más aún, retuvo incluso su curso. La cosa fue
así.
Las
masas del extrarradio se lanzaron hacia el centre de la ciudad. El
abuelo pensó que aquello era un pogromo judío. Sacó el fusil y se
subió al tejado. Cuando las masas se acercaron, el abuelo se puso a
disparar. Fue el único habitante de Vladivostok que se enfrentó a
la revolución. No obstante, la revolución triunfó. Las masas
siguieron su camino al centro por los callejones.
(...)
Tengo varias fotos del abuelo. Mis nietos, cuando hojeen nuestro
álbum, nos confundirán..."
Los nuestros, Sérguei Dovlátov (Áltera, Barcelona, 1999)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada